Síntomas
Existen síntomas que pueden alertarnos de que nuestro caballo no está teniendo una correcta hidratación. Entre ellos encontramos la falta de apetito y de sed, la debilidad muscular, pero el más importante es la insuficiencia cardíaca.
Podemos acudir al llamado “Test del pliegue de la piel”. Este test se lleva a cabo pellizcando la piel de la zona del hombro del caballo. Si la piel vuelve con rapidez a su estado y color normal no debemos alertarnos. Si la piel no vuelve a su estado normal rápidamente y es de un color pálido, nos encontramos ante un caballo deshidratado.
Recomendaciones
Para evitar que esto ocurra, podemos informarnos y seguir ciertas recomendaciones. No todos los caballos beben la cantidad de agua que necesitan y esto ya se podría considerar causa de deshidratación. Un caballo en libertad tiende a hundir todo el morro en el agua y beber hasta saciarse, pero eso no siempre ocurre con caballos que están en establos o paddocks. Si los bebederos son pequeños y los caballos deben hacer un esfuerzo para beber, dejan de beber antes de tiempo, no cuando se ha saciado.
Aunque parezca obvio, es importante destacar que el agua siempre de debe estar limpia. Con facilidad en agua y los bebederos o recipientes se ensucian de polvo, comida e incluso de heces, lo que puede provocar que nuestro equino enferme o se intoxique o contamine. También es de suma importancia que el acceso al agua sea continuado y sin ninguna restricción (a no ser por recomendación veterinaria).
Es importante cuidar la dentadura de nuestros caballos, ya que si sienten algún dolor o molestia en la boca también puede ser la causa de que no beban todo lo que deberían.
El agua de los caballos que están en paddocks debería estar siempre a la sombra. Esto es fundamental para asegurarnos de que la temperatura del agua es la adecuada y se caliente o evapore.
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